JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR

   PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA

 

ESCULTURA: OBRA DE SEPTIEMBRE DE 2020

 

 

 

“AUTORRETRATO”
Obra en yeso. 80 cm altura. C. 2010.
Juan José AQUERRETA

Juan José Aquerreta nació en Pamplona en 1946, y cursó estudios de dibujo y pintura en la Escuela de Artes y Oficios de la capital navarra, para continuar su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En la citada escuela pamplonesa ha impartido clases de pintura y dibujo durante casi treinta años. Formo parte de la denominada Escuela de Pamplona, junto a Salaberri, Royo y otros. A lo largo de su carrera como pintor y escultor ha protagonizado numerosas exposiciones, la última, titulada ‘Madre de todos los hombres’, este mismo año en el Museo Diocesano y en el Museo de Navarra. La galería Marlborough de Madrid ha acogido también en los últimos años su obra en varias ocasiones, y ha expuesto de forma individual en salas de San Sebastián, Bilbao, Barcelona, Cantabria o Mónaco. También ha participado en numerosas muestras colectivas desde los años 60 hasta la actualidad, fundamentalmente en Pamplona y Madrid, ciudad en la que cuelga habitualmente su obra en la feria del arte Arco. Entre los premios que ha recibido por su trayectoria artística destacan el Premio Nacional de Artes Plásticas, concedido por el Ministerio de Cultura en 2001; el Premio Príncipe de Viana de la Cultura en 2003 y el Prix International d’Art Contemporain de Montecarlo en 2000. Su obra está presente en numerosos museos y colecciones públicas y privadas. Sin duda, uno de los artistas más notables de Navarra de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.


La obra que presentamos en estas líneas se conserva en colección particular. Fu expuesta el año 2013 en el Horno de la Ciudadela de Pamplona, en la muestra titulada Ángel del fotomatón; de la identidad. Aunque Aquerreta ha trabajado la pintura, no ha dejado de efectuar alguna inclusión en el arte de la escultura, practicando un estilo totalmente personal. Una escultura pública suya luce en la Plaza del Baluarte de Pamplona, para recordar a las Víctimas del terrorismo. Dentro de la presente obra resulta evidente el interés del artista por la representación del hombre. El busto está resuelto con una estructura muy clásica, en la que prescinde de prácticamente todos los detalles para dar un mayor protagonismo a las formas. La pureza de sus líneas remite a la escultura griega arcaica, evidente en la simplicidad de las formas y el acabado del yeso que, mediante una pátina, intenta imitar la suavidad del mármol. Resulta evidente la relación de esta obra escultórica con sus dibujos y esculturas de atletas. Todas estas obras están íntimamente vinculadas a la búsqueda de un canon que, en palabras del mismo Aquerreta, es el “espíritu del artista”.