JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
PINTURA: OBRA DE NOVIEMBRE DE 2015
“Vista de Elizondo”
Óleo / lienzo. 46 x 60 cm. 1997.
BASIANO, Jaime.
Pintor navarro, nacido en Pamplona el 16 de febrero de 1943.
Jaime Basiano es hijo del pintor Jesús Basiano, de quien
heredó un estilo y una técnica muy personal ligada muy
estrechamente al paisaje navarro. De formación autodidacta, su
aprendizaje de la pintura se desarrolló en los inicios de su
adolescencia acompañando a su padre a pintar en la naturaleza.
Jaime Basiano comenzó su actividad expositiva en el año 1967
en la Sala de Arte de García Castañón, de la CAMP y desde
entonces ha participado en innumerables muestras individuales
y colectivas. Su obra forma parte de colecciones públicas como
la del Parlamento de Navarra, Caja Navarra, Caja Laboral,
Banco de Vasconia o la Caja Provincial de Álava, entre otras.
Su periplo vital se limita a estar dedicado en cuerpo y alma,
durante más de cincuenta años ya, al arte de la pintura,
recorriendo con sus caballetes, lienzos y pinceles, como en su
día lo hizo su padre, todas las variadas tierras de este viejo
Reyno.
La presente obra forma parte de prestigiosa colección de arte
navarro de Pamplona. Jaime Basiano retoma el testigo de Jesús
Basiano, del gran pintor de Navarra, y nos muestra su pintura
tradicional, paisajística, que hereda la esencia de la pintura
del impresionismo. Todas y cada una de las obras de este
artista dan una lección de esa pintura hecha in situ, de ese
enfoque romántico, de esa forma personal e individual de
enfrentar la naturaleza que se concreta muy bien en la
libertad, que se ve tanto en la elección de los temas como en
las composiciones y las formas de los cuadros. Como han
escrito de él, quizás uno de los mayores logros de Jaime
Basiano haya sido el saber plasmar la naturalidad y pureza del
artista que comienza, pero con una técnica y soltura propias
de un maestro. El cuadro que aquí presentamos supone un buen
ejemplo de todo ello, con una visión figurativa y realista del
río Baztán atravesando Elizondo, con sus luces y variadas
tonalidades de color que acaban por rebosar, de manera
preciosista, toda la composición. |