JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
PINTURA: OBRA DE JUNIO DE 2015
“AINZOAIN”
Óleo / lienzo. 47 x 56 cm. 1963
BASIANO, Jesús
Jesús Basiano (Murchante, 1889 – Pamplona, 1966), conocido
como “El pintor de Navarra”. Pasó su niñez y juventud en
Bilbao. Estudió en Artes y Oficios de Bilbao, San Fernando de
Madrid y en Roma. Entre 1917 y 1925 se establece en Durango,
donde se codea con lo más granado de la Pintura Vasca del
momento y conoce a Darío de Regoyos. En 1926 se establece en
Pamplona, de donde ya no se moverá en 50 años. Pintó, sin
descanso, durante más de sesenta años, una ingente producción
de muchos miles de cuadros. Recorrió los variados paisajes de
Navarra, todos sus rincones, a pie, en bicicleta o en su
célebre biscuter; desde los años cincuenta acompañado de sus
hijos Jaime y Javier, que heredaron el oficio de su padre.
Celebró innumerables exposiciones en Madrid y Barcelona,
Bilbao y Sebastián, Zaragoza y Vitoria y, por supuesto
Pamplona, en donde
recordamos la de 1955 y la antológica de1965, ambas en la Sala
de García Castañón de Pamplona. Entre sus múltiples premios
destacamos el Diploma de Honor, de Primera Clase, en la
Exposición Internacional de Barcelona de 1929, por el cuadro
"Tejados y Torres de San Cernin"; y la Tercera Medalla en la
Exposición Nacional de Bellas Artes en 1943.
El cuadro que presentamos se guarda en conocida colección de
arte navarro y fue un regalo del propio Basiano a dicho
coleccionista. Figuró en diversas exposiciones: como
antológica de Basiano en Sala Castillo Maya de la CAN, 1989 o
“Artistas navarros en una colección de arte navarro”, en Sala
Conde Rodezno de Pamplona (noviembre 2013 a enero 2014). Está
reproducido en Eusko Ikaskuntza, cuaderno de Artes
Monumentales, 5 (1988) y en el libro Basiano, el pintor de
Navarra, CAMP, 1989 (Pg. 215 y 288). La obra del paisajista
navarro se define inicialmente con un concepto
simple, realismo. La base fundamental sobre la que se asienta
su pintura es aquello que el artista capta y siente en el
paisaje. Se trata de una plasmación con la mayor aproximación
posible al modelo. Estamos ante un pintor sincero y honrado.
Se veía en la necesidad de plasmar un paisaje
determinado, tal como se ve, sin añadir ni quitar elementos.
La naturaleza y el paisaje son suficientemente bellos como
para tener que recurrir, por parte del artista, a artificios
extraños. Su obra parte de los maestros del impresionismo para
avanzar hacia un expresionismo personal. El cuadro que
presentamos, un coqueto rincón de una localidad de la Cuenta
de Pamplona, es un buen reflejo de esto que comentamos. |