JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR

   PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA

 

PINTURA. OBRA DE ABRIL DE 2014

“CIGA , VALLE DE BAZTÁN”.
José Mª Apezetxea
Óleo / lienzo. 65 x 54 cm. año 2.000


Jose Maria Apezetxea nació en Erratzu (Baztán) en 1927. Fue seminarista en Pamplona desde 1939 a 1947. En esa misma época, entre 1941 y 1948, recibió de Javier Ciga (su tío segundo) enseñanzas pictóricas en Elizondo durante las vacaciones de verano. En 1948 se hizo cargo del negocio de venta de tejidos en Erratzu y ese mismo año ganó el Diploma de Honor del Certamen de Pintura del Ayuntamiento de Pamplona. Coincidió en Elizondo con el pintor Vizcaíno Fidalgo, con quien se unió para montar un estudio el cual se fue convirtiendo en el centro de aprendizaje de los pintores baztaneses del momento, con quienes más tarde formaron el grupo “Artistas del Baztán”, un grupo de trabajo con pintores vizcaínos que llegaron a Elizondo atraídos por Fidalgo, a los que se unió Ana Marín. Este grupo fue presentado en Pamplona en 1983 en los Pabellones de la Ciudadela. Cuando Fidalgo se marchó a Madrid, vivió un periodo de “abstinencia artística” que duró diez años (de 1955 a 1965). Más tarde comenzó a pintar al aire libre, participó en numerosas exposiciones de forma colectiva, y se presentó individualmente con una acogida excelente en Elizondo en 1994.

El cuadro que presentamos, en colección particular navarra, se expuso en la muestra veraniega, en la propia casa-estudio del artista de Erratzu, en agosto de 2002. Esta obra nos habla de un gran pintor centrado principalmente en la naturaleza del valle, con la que muestra una visión muy particular y emotiva de la magia paisajística de Baztán. Sus obras beben directamente de la influencia del impresionismo con una gran fuerza colorista y una pincelada suelta que sabe controlar en la esquematización propia del entorno que retrata. Apezetxea trabaja sobre todo al aire libre y esa libertad se transmite a sus paisajes, en los que los distintos planos delimitados por el color se superponen unos a otros con una tendencia constructivista, tal y como vemos en la presente vista del entorno de Ciga, con esa luminosidad y esos tonos, entre verdes y ocres, tan característicos de la zona.