ESCULTURA NAVARRA |
OBRA DEL MES DE OCTUBRE DE 2021 |
Acero corten. C. 180 cm de altura sobre base de piedra. 2020. ROTA, José |
Félix Lizarraga Araiz nació en el barrio de la Txantrea de Pamplona, en 1951. Hijo del herrero de Capuchinos,
que cerró su taller en 1971, al igual que sus hermanos aprendió de su padre a trabajar el hierro. En contacto
siempre con el mundo del arte y la cultura, tras su jubilación retoma el trabajo del hierro y comienza a crear
esculturas para diversos proyectos y localidades navarra. Es importante la colaboración con su mujer Charo Vegué,
con quien Félix tiene una gran complicidad en sus proyectos. El apoyo es mutuo, y él también se lo ofrece en su
trayectoria como escritora. Lleva ligado más de 45 años al valle de Lizoain Arriasgoiti, donde reside. Destaca
entre sus proyectos culturales la compra para el municipio de la iglesia de Lizoain, dedicándola a casa del pueblo,
lugar de encuentro de las dinámicas sociales y culturales del valle. Ha realizado diversos trabajos de escultura
pública en el valle, como el monumento al txistulari, el herrero que forja el euskera, las diversas esculturas
en las fuentes del valle o el impactante monumento a la memoria histórica que se puede contemplar desde la carretera
de Urroz Villa. Ha instalado esculturas en otros lugares de Navarra, como la pieza para Luzaide-Valcarlos, en honor
a los Bolantes.
Las figuras escultóricas de Félix Lizarraga se realizan con un objetivo claro, recordar el mundo rural y lo popular; sencillamente, traer memoria del mundo en el que él se quiere mover. De esta manera, este artesano del hierro y del acero da salida a su creatividad, acercando también el arte al mundo rural, a entornos muy poco poblados. Lleva muchos trabajando creando escultura por placer, porque le gusta dicha actividad y por contribuir a la cultura popular. En ocasiones colabora con su hermano Julián. Sus obras entroncan con lo popular, lo artesano, con formas sencillas, de líneas geométricas, pero con un gran sentido expresivo. La escultura que presentamos representa a un herrero en plena faena en la confluencia de dos caminos del Valle de Lizoáin-Arriasgoiti recuerda el trabajo y empeño de sus gentes por mantener vivo el idioma. Se trata de una obra que trae el viejo oficio artesano, con la figura del herrero que, martillo en mano, trabaja en la forja ante el yunque. |