JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR

   PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA

 

PINTURA: OBRA DE FEBRERO DE 2021

 

 

ATARDECER EN EL EBRO
Óleo en lienzo. 48 x 58 cm. C. 1940
SERRANO AMATRIAIN, José

José Serrano Amatriain nació en Tudela el 4 de septiembre de 1902. En la segunda década del siglo asistió a las clases de dibujo de Castel-Ruiz. En las listas de premiados en dicha escuela, en dibujo del natural, aparece José Serrano los años 1913 y 1914. El año 1926, la DFN, ante los evidentes progresos de la pintura de Serrano, le otorgó una pensión de mil pesetas para ampliación de estudios y perfeccionamiento. Por ello se estableció en Madrid donde asistió, por espacio de cuatro años, a las clases del pintor valenciano Manuel Benedicto. Dicha pensión se extendió hasta el año 1929. Sus exposiciones públicas no fueron numerosas. Podemos anotar la de 1924 en el Teatro Novedades de Tudela; años más tarde expuso en el Círculo Mercantil de Zaragoza; alrededor de los años treinta montó otra exposición en el Hotel Carlton de Bilbao. En julio de 1940 colgó 27 pinturas en la gran exposición de artistas navarros organizada por la Jefatura provincial de propaganda, junto a lo más granado de los pintores de Navarra. En abril de 1949 lo hizo en las salas del edificio Castel Ruiz de Tudela y tiempos después, en dos ocasiones, por las fiestas de Santa Ana realizó exposiciones en las bajeras de su propia casa. Por espacio de once años, desempeñó el cargo de profesor de dibujo en la Fundación Castel-Ruiz. Lo demás su vida se concreta en su trabajo callado, con el que mantuvo su familia, y su gran afición a la pintura que practicó regularmente. José Serrano falleció, después de larga y penosa enfermedad, el 4 de noviembre de 1974, a los 72 años. El 26 de diciembre de 1974 la ciudad de Tudela, con su alcalde a la cabeza, le rindió sentido homenaje, inaugurándose una exposición de 67 de sus obras en la sala de la CAMP, de la calle Gaztambide.

El cuadro que presentamos a continuación se conserva en importante colección de arte navarro de Pamplona. José Serrano pintó retratos, especialmente una magnífica galería de personajes populares del campo y de la ciudad. Esas obras pueden figurar en la historia de la pintura navarra, representando a los arquetipos populares tudelanos, al igual que hizo también Miguel Pérez Torres. Elaboró además un número importante de bodegones, variados en su composición y de logradas calidades. Pero lo más abundante fueron los paisajes, auténtico espejo de la Ribera, de la vida del agro, con su tipismo, sus costumbres, las vistas de los más significativos rincones y calles de la vieja Tudela y de su entorno. Dentro de su producción destacan las realizaciones de la luz en todo su cromatismo, cuyo motivo, sin duda alguna, eclipsa otros detalles, quizás menos logrados de su obra. Todo ello lo ha plasmado él con tal fuerza como los pueden describir los más brillantes literatos. En su íntimo aislamiento tudelano, se recreaba plasmando ribazos y rastrojeras, junqueras y matorrales, la plateada luz de las mañanas y la purpura de los atardeceres; eso fue su pintura. Cuadros limpios, diáfanos, transparente, llenos de luz, de vida y de sentido, nacidos de su expresión y de su sentimiento. El cuadro que traemos a estas páginas resume perfectamente estas características.