JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR

   PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA

 

ESCULTURA: OBRA DE FEBRERO DE 2021

 

 

ACUERDO
Obra en piedra. 1990
ECHEVERRÍA SAN MARTÍN, Juan Miguel

Juan Miguel Echeverría nació en Leiza el 25 de octubre de 1928. Cumplidos los 14 años, sus padres decidieron que marchara a Pamplona. Se matriculó en Artes y Oficios en 1947, con excelentes resultados. En 1954 obtuvo una beca ordinaria de escultura de la DFN para ampliar estudios en Madrid. Poco después Echeverría ingresó en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando, donde cursó todos los estudios sin interrupción y magnífico aprovechamiento tanto en pintura como en escultura entre los años 1955 y 1960. Al finalizar sus estudios en la Escuela de San Fernando obtuvo el título superior en Bellas Artes que le habilitaba como Profesor de Dibujo. Son contadas las exposiciones individuales que realizó, una en la DFN en 1954 y otra más en el Museo de Navarra en 1960. Decide trasladarse a Madrid para trabajar como Profesor de Modelado en la Escuela de Arte y Decoración Fomento de las Artes y de la Estética. Posteriormente colaborará con la Escuela Superior de Bellas Artes de Bilbao, como profesor de Modelado. Tras superar oposición libre, fue nombrado Catedrático de Escuelas de Artes y Oficios, ocupando la cátedra de Modelado y Vaciado escultóricos de la Escuela de Lugo en los años 70. De la de Lugo pasó por traslado a la Escola d’Arts Aplicades i d’Oficis Artístics “Llotja” de Barcelona, donde prestaría sus servicios desde 1974 a 1983. Terminó su carrera docente en Artes y Oficios de Pamplona hasta 1991. Falleció en Lecumberri el año 2007.

La obra que comentamos se conserva en colección particular de navarra. Pertenece a la fase final de la trayectoria artística de Juan Manuel Echeverría, en que se adentra por los caminos de la abstracción tras abandonar la producción figurativa y clasicista. Javier Zubiaur, profundo conocedor de la obra de este escultor analiza así la pieza en su trabajo sobre este artista “a través de un lenguaje perceptible para cualquier espectador, busca la complementariedad de formas abstractas, en este caso tres, compuestas en su parte inferior por unos prismas cuadrangulares iguales y verticales, coronados por formas cúbicas curvas tendentes a la aproximación o abrazo de manera simbólica, creando los espacios propios al contenido específico y dinámico que se pretende conseguir, y de esta manera, poder sugerir un ambiente de diálogo interno en armonía de conjunto, testimoniando la pacífica comunicación del grupo escultórico, símbolo del acuerdo. La idea del autor era ejecutar los prismas en bronce o hierro fundido enhiestos sobre un basamento de mármol rojizo tipo Baztán, y presentarlo al Ayuntamiento de Pamplona para su erección como monumento urbano”.