JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
ESCULTURA: OBRA DE JULIO DE 2020
DESCENDIMIENTO
Barro cocido. Medidas desconocidas.
C. 1924.
ARCAYA, Ramón
El
escultor Ramón Sabas Arcaya Iñiguiz nació en Pamplona 5 de
diciembre de 1895. Sus padres fueron Román Arcaya y Agueda
Iñiguiz, ambos naturales de Pamplona. Ramón se inclinó pronto
hacia el mundo de las BBAA y en 1907 ingresa en la Escuela de
Artes y Oficios de Pamplona. Es probable que en esta época
conociera a Fermín Istúriz, tallista y profesor de dicha
escuela. En vista de sus evidentes progresos continuó su
formación en Madrid primero y París posteriormente en donde
fue discípulo del escultor Bourdelle. Viajó bastante por
España, Francia e Italia a fin de completar su formación. En
toda esta etapa contó con varias ayudas económicas de la DFN.
En la década de los veinte y los treinta trabajó intensamente
la escultura en Pamplona. Fue durante este tiempo
prácticamente el único escultor de la Comunidad Foral,
salvando a Fructuoso Orduna que, asentado en Madrid, tendrá
una dimensión mucho más nacional en su arte. De este momento
data también su relación profesional con el arquitecto Víctor
Eusa que convirtió a Arcaya en el escultor que decoraba con
sus obras los edificios que él diseñaba. Todas ellas siguen
luciendo en las calles pamplonesas como perfecto complemento
de los soberbios edificios del gran arquitecto. En 1932 y ante
la jubilación del profesor Fermín Istúriz en la Escuela de
Artes y Oficios de Pamplona, Arcaya fue nombrado profesor en
dicha escuela en la asignatura de “Modelado, vaciado y talla”.
Allí permaneció hasta 1938 en que sus problemas mentales le
obligaron a presentar su renuncia. Acabaría falleciendo
víctima de una peritonitis el 31 de enero de 1943 en el
Hospital de Navarra.
La
escultura que presentamos permanece en paradero desconocido.
Parece tratarse de un boceto preparatorio en escayola que
desconocemos si fue elaborado posteriormente en otro material.
La obra está bien resuelta y conseguida, presentando un buen
estudio anatómico de la figura. Obra de gran fuerza expresiva,
habla de un escultor que conoce muy bien su oficio. Se trata
de un tema religioso, con una composición claramente
piramidal; la parte inferior de la composición la ocupa el
cuerpo de cristo muerto, en forma de V, flanqueado a los lados
por dos figuras de rodillas. En un segundo plan el resto de
las figuras, con la imagen de la Virgen María en el centro. La
antigua reproducción fotográfica que podemos, reproducida por
Diario de Navarra el 18 de abril de 1924, no permite muchos
más detalles. Por lo demás, esta escultura posee un gran
interés dado la escasa obra conservada y publicada de Ramón
Arcaya y que se concreta especialmente en la obra pública y
religiosa, aparte de lo escaso que resulta la escultura de
artistas navarros en el primer tercio del siglo XX.
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