JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
ESCULTURA: OBRA DE MARZO DE 2019
“Arrantzales”
Bronce en base de piedra, 15 de 25. Medidas: 50 x 42 x 24 cm.
SOLANO, Casto
Casto Solano (Olazagutía, 1958), escultor navarro asentado
desde los dos años de edad en Vitoria, donde tiene un
reconocimiento de público y crítica indiscutible. Trabajó en
la torre de control del Aeropuerto de Foronda. Desde los 13
años estudió electrónica, lo que le ha venido bien para
aplicar sus conocimientos a la escultura, que comienza a
trabajar en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria. En
Foronda llevó a cabo una interesante propuesta artística:
junto a Pedro Beristain creó una sala de exposiciones en el
Aeropuerto de Foronda, con el apoyo de la Fundación Caja
Vital. Al poco tiempo tomó una decisión transcendental,
decidió abandonar su trabajo en la torre de control para
centrarse en el arte. El punto de inflexión en su carrera fue
la Expo de Sevilla, con sus esculturas en los pabellones de
España, Euskadi y Rusia. Pero no sólo eso, en Ceuta colocó la
figura del fundador de la ciudad; en La Habana elaboró una
fiel escultura del Che en bronce, de casi dos metros de altura
y que conmemora el 40º aniversario de la revolución. Entre sus
piezas más apreciadas está la escultura instalada en Bermeo
que homenajea al trabajador y que versa sobre las diferentes
personalidades de un padre y un hijo. En 2017 venció también
un concurso público internacional e instaló cuatro esculturas:
en Saint Paul, Seattle, Spruce Grove y París. En Vitoria está
una de las figuras más visitadas, el Torero de la Calle Dato.
Otras obras del autor en la ciudad son también el Pensador
Niño, en la Plaza de los Celedones de Oro, el Hombre con arco
iris de la Plaza Amárica o el Ken Follet de la Catedral Santa
María.
La escultura que ahora presentamos se conserva en importante
colección particular de arte. Se trata de un buen ejemplo de
lo que supone la producción de este autor vasco-navarro,
siempre en línea de escultura figurativa. La escultura
analizada, dotada de una estética avanzada y atrayente,
representa a una pareja de arranztales, hombre y mujer; la
figura masculina portando un gran remo en la mano y la
femenina llevando un cesto y apoyándose sobre su compañero.
Ambas figuras aparecen dotadas de anatomías poderosas y se
realizan a través una gran labor de simplificación de sus
rasgos. En todo caso, resulta evidente a través de esta obra
la dependencia que muestra Casto Solano de la mejor herencia
de la escuela vasca de escultura contemporánea. La obra se
completa con una cuidada base, que entona magníficamente en el
conjunto, y que esta ejecutada en piedra.
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