JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
ESCULTURA: OBRA DE OCTUBRE DE 2018
Pastor vasco
Bronce. Aprox. 30 cm altura. C. 1980-82.
HUERTA, Rafael
Rafael Huerta Celaya (Bilbao, 1929) escultor y profesor. Hijo
del también escultor Moisés Huerta que le influiría en su
vocación artística. Su juventud la realiza en su ciudad natal.
Cursó estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando de Madrid que finalizó en 1951, con el título con
mención especial en el apartado de escultura. En 1952 se
traslada a Corella, con plaza de profesor de modelado en la
Escuela de Artes y Oficio. Permanece en esta ciudad ribera
hasta 1972, pasando a la Escuela de Artes y Oficios de
Pamplona donde llegó a ser su director. Desde 1987 se dedica
únicamente a su trabajo como escultor. Su escultura pública es
importante como, por ejemplo, el Sagrado Corazón (1958) y el
Monumento a Margarita D´Aiglé en Corella, el Monumento a
Ataúlfo Argenta (1961) de Castro Urdiales, el Sagrado Corazón
(1961) de Funes, Rebotando al revés (1990), Monumento al
Encierro (2007), o Monumento a José Joaquín Arazuri (2003) de
Pamplona. Su trabajo se enmarca dentro de la corriente
figurativa, ya que nunca le ha interesado el vacío, ni el
espacio ni otros conceptos propios de la escultura de la
segunda mitad del siglo XX, a pesar de contar con un
tratamiento más vanguardista en sus técnicas.
La presente escultura se conserva en importante colección
navarra. Se trata de obra preparatoria para el Monumento al
pastor vasco, instalado en la localidad guipuzcoana de
Idiazábal, que da nombre a la denominación del conocido queso.
Dicho monumento se instaló el año 1983. Estamos ante un buen
ejemplo de lo que supone el quehacer escultórico de Rafael
Huerta. La obra aparece firmada. Huerta es un escultor
figurativo que da lugar a una obra de tratamiento artesanal
desprovista de cualquier concesión anecdótica, en la que
evidencia el profundo dominio del oficio, partiendo de un
excelente modelado de la figura. Se trata de un trabajo
esculpido con gran detalle. El pastor, vestido con uno de los
trajes típicos vascos, sujeta en sus brazos a un cordero,
mientras un perro situado a su derecha le observa. Sirvió de
modelo al escultor el pastor Juan Aramburu del caserío Guatse.
Rafael Huerta ha conseguido plasmar en esta escultura un gran
equilibrio y movimiento, gracias a la compensación de
volúmenes hacia un lado y otro de los puntos de apoyo de la
figura. La escultura demuestra, bien a las claras, el exacto
dominio que posee el autor de la figura humana.
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