JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
ESCULTURA: OBRA DE ENERO DE 2018
“SIN TITULO”
Chapa y metal. Aprox. 200 x 100 cm. c. 2010.
JUARROS, PABLO.
El escultor Pablo Juarros nació en Huarte (1960). Se introdujo
en el mundo del arte de la mano de Patxi Buldain, en los
tiempos del Taller Municipal de Pintura y Escultura de Huarte.
Recibió también formación en Arteleku, en San Sebastián, con
artistas como Juan Muñoz y Ángel Bados. A partir de los años
noventa ha de compaginar la labor artística con otras
ocupaciones laborales que le permitan una situación económica
más desahogada. Pablo Juarros ganó el año 1991 el concurso El
Deporte en las Bellas Artes, organizado por el Ayuntamiento de
Pamplona, en la modalidad de escultura, con la obra Atleta,
ubicada actualmente en la Ciudadela de Pamplona. En la
actualidad tiene, aparte de esa obra en la Ciudadela, otra en
la plaza de los Donantes de Berriozar, instalada en 1999 y que
sirve para homenajear a esos benefactores de la sociedad.
Entre las exposiciones más destacadas de este autor se puede
destacar la titulada «Las dos orillas», que exhibió obra de
Patxi Buldain y Pablo Juarros en el Planetario de Pamplona el
año 2001. El año 2006 Juarros celebró una exposición
individual de escultura en la Galería Mikel Armentia, sita en
la calle Monjardín de Pamplona. Expuso en la Galería Artea 2
de Zizur Mayor en 2010. El año 2012 presentó otra muestra
individual en la Ciudadela de Pamplona.
La obra que comentamos, se conserva en colección particular de
Navarra. Formó parte de la exposición que Pablo Juarros
realizó el año 2010, en la Ciudadela de Pamplona, muestra
titulada “Pinceladas de metal”. La muestra presentaba una
selección de originales piezas creadas a partir de chapas y
hierro manipulados, lijados y soldados, a golpe de lo que al
autor le gusta llamar pinceladas metálicas. Negros, grises,
platas y óxidos se conjugan en variadas formas que dan lugar a
composiciones de pequeño y medio tamaño que constituyen la
dignificación de los materiales pobres, la recuperación de los
restos del naufragio que la actividad humana y la vida
desestiman. Estamos ante una escultura intuitiva, que emana de
una total libertad expresiva y se sirve de los elementos que
surgen a su paso para, después de un proceso de reflexión e
interiorización, formar un diálogo con la materia.
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