JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
PINTURA: OBRA DE ABRIL DE 2017
“Puente
Toledo (Madrid)”
Acuarela / papel. 23 x 32 cm. c. 1920-25.
MAEZTU, Gustavo de
Pintor, alavés de nacimiento y navarro de adopción
(Vitoria, 1887 – Estella, 1947). Tras estudiar, se inicia en
las artes plásticas con Antonio Lecuona y Manuel Losada.
Marcha por primera vez a París en 1904. Durante el año 1916
realiza un largo viaje a pie por España. Viaja por la
península y expone continuamente en la capital de España,
Barcelona, Zaragoza y otros lugares, lo que alterna con
prolongadas estancias en París y Londres. Tras el fusilamiento
de su hermano Ramiro en 1936, se recluye en su casa de
Estella. Hijo adoptivo de la ciudad del Ega, conserva en ésta
el Museo Maeztu parte muy importante de su obra. Entre 1919 y
1921, montó varias muestras en la Grafton Galleries, Malpin
Art Gallery y Walker Galleries de la capital inglesa; en 1922,
en la Galería Devanber de París. En 1917, su tríptico La
Tierra Ibérica y Ofrenda de Levante a la Tierra Española,
obtiene la 3ª medalla de la Exposición Nacional. Pintor de
inclinaciones acordes con su época, manifestó su arte en
varias vertientes; un costumbrismo folklórico, tanto vasco,
como castellano o andaluz, un paisajismo transparente, audaz y
colorista. Dentro de las tendencias modernistas, es
espectacular y eminentemente decorativo, dado al
monumentalismo. Fue Maeztu un artista muy al estilo del
momento modernista; costumbrista, vigoroso y romántico a un
tiempo. Hombre polifacético, escritor, comediante, torero,
hizo incursión en el mundo del cine, como decorador e incluso
intérprete, en algunas cintas de Benito Perojo.
La presenta obra se conserva en colección de arte pamplonesa.
Ha sido expuesta en, “Maestros de la Pintura Navarra”,
marzo-abril de 2003 en Pamplona, en la Galería Carlos Ciriza y
“Artistas navarros en una colección de arte”, Conde Rodezno de
Pamplona, noviembre 2012 a enero 2013, nº 91, siendo
reproducida en el catálogo correspondiente. El cuadro en
cuestión, una acuarela de dimensiones reducidas, encaja
perfectamente dentro del estilo habitual que practicaba
Gustavo de Maeztu dentro de la temática del paisaje. Estamos
ante una sencilla representación del Puente de Toledo, en
Madrid, construido con aspecto majestuoso, monumental,
dominando la mayor parte del espacio de la representación. El
paisaje demuestra un excelente dominio del dibujo y de la
composición, algo habitual en el artista, aunque parece ser
una obra de ejecución rápida y enérgica. El colorido, con
entonaciones mayormente oscuras, acaba por crear un ambiente
especial, un tanto teatral, muy del gusto de las composiciones
habituales de este pintor. |