JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
ESCULTURA: OBRA DE OCTUBRE DE 2015
“BANDEJA”
Acero inoxidable oxidado. 2010.
JAVIER MURO
Javier Muro nació en Pamplona en 1968. Pronto se sintió
llamado por el arte, lo mismo que su hermano Ignacio, dedicado
a la pintura. Estudió Ciencias de la Información. Triunfó en
el Concurso Nacional de Escultura de Burgos de 1993, la XI
Bienal internacional del deporte en la Bellas Artes de Madrid
1995, el Premio de Escultura del «Concurso Bilaketa» de Aoiz
en 1997, etc. Premios de mayor consideración son el 2º Premio
del XXIII Certamen Nacional de Escultura «Caja Madrid» de 1999
y el Primer Premio de Escultura «Caja España» del año 2003.
Este galardón lo obtuvo con una obra que llevaba por título
«Estado de conservación». Aparte de este galardón, el año
1999, Javier Muro resultó ganador del II Premio Navarra de
Escultura con la obra titulada «Dos soledades», ejecutada en
aluminio fundido y chapa. Como consecuencia directa del
premio, el Gobierno de Navarra organizó una exposición de la
obra de este escultor en las salas del Museo de Navarra el año
2000, con obras basadas en objetos cotidianos como botellas y
copas, cacerolas, etc. Su nombre saltó a los medios de
comunicación por ser el autor de la escultura, representando a
San Fermín, que el Ayuntamiento de Pamplona regaló a Don
Felipe de Borbón y Doña Leticia Ortiz, con ocasión del
matrimonio de ambos. Recientemente ha obtenido el Primer
Premio en la Bienal de Arte Moderno de Tarragona 2006.
La obra que presentamos a continuación se conserva en conocida
colección navarra. La escultura de Javier Muro tiene un claro
interés por el diseño y por las orientaciones poéticas. Es un
artista, además, que sabe moverse magníficamente entre la
figuración y la abstracción. Gusta mucho de utilizar en su
estética objetos cotidianos, logrando obras muy en línea con
el arte actual, esculturas interrogativas, conceptuales, con
carga metafórica y simbólica. Nuestro artista ha trabajado
esculturas objetuales, construidas con muebles domésticos y
con elementos de uso familiar (cafeteras, bandejas, pucheros),
en los que Muro interviene reinterpretando o reinventando
nuestro mundo cotidiano, y estimulando asimismo al espectador
a “mirar las cosas, los objetos y el día a día desde una
perspectiva mucho más dinámica y viva”. La obra que
presentamos en estas líneas participa de esta estética. Javier
Muro viene reformulando ahora su práctica de la escultura. Lo
está haciendo combinando principios objetuales, estructurales
y figurativos de fuentes diferentes, pero refiriéndolos de
manera conjunta y prioritaria a los dominios de un elemento
plástico que constituye para él una base y una constante
fundamental de todo su proceso: el espacio interior. |