JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
ESCULTURA: OBRA DE ENERO DE 2015
"TRAMUNTANA"
Escultura en bronce patinado, sobre base en mármol negro
veteado. Firmada y marcada P.A. Altura sin base: 45 cm.
MANUEL CLEMENTE OCHOA
Estudió Bellas Artes en San Jorge de Barcelona. Obtiene
cátedra de dibujo de Enseñanza Media en 1962 y de Escuela
Universitaria en La Laguna (1963-1968) y en Barcelona (1968).
Ha sido catedrático de expresión visual y plástica de la
Universidad Central de Barcelona. Hasta la década de 1970
centró su actividad en el campo de la pintura, interesándole
el paisaje y el retrato. Posteriormente su evolución artística
deriva, en la década de los 80, hacia una escultura figurativa
de carácter expresionista, cada vez más esquemática y
abstracta, pero sin abandonar la pintura. Ha recibido
numerosas distinciones y premios: académico de Mérito de la
Academia Internacional de San Marcos (Italia), Mención de
Honor de la Asociación de Críticos de Arte (Miami), Premio
Ville de Vence (Antibes), Premio Internacional Arte y Cultura
de la Academia de San Marcos (Italia), Atenea de Oro (Turín) o
Targa Europa (Roma). Sus esculturas se pueden ver al aire
libre en espacios como el Señorío de Bertiz, el Campus de la
Universidad Pública de Navarra, la Plaza Tomás Caballero de
Pamplona, y en otras ciudades como Barcelona, Zaragoza,
Castelldefels, Madrid, Andorra, Los Cristianos (Tenerife),
Burdeos, Lausana o Dubai. En su localidad natal se colocó en
1986 la escultura dedicada a Fray Pedro Malón de Echaide.
La obra que presentamos figura en colección particular. El
bronce es uno de los materiales preferidos de Clemente Ochoa y
el ser humano su referente fundamental. La verticalidad que
imprime a las figuras es una constante en su obra, simulando
en ocasiones que éstas se mantienen ingrávidas en el aire, tal
como demuestra la presente escultura. En la misma se puede
observar el geometrismo y el abstractismo que somete a la
figura a una estilización de ritmos y formaciones dinámicas,
llenas de gesto y vida. Este tipo de obras acaban
convirtiéndose en una especie de dibujo trazado rápido sobre
el espacio; Las formas, en un crecimiento que supone
ilimitado, parece que se sostengan en el aire. El artista, al
limitarse a salpicar el espacio, lo abre para nosotros y la
materia desaparece. |