JOSÉ MARÍA MURUZÁBAL DEL SOLAR
PINTURA Y ESCULTURA NAVARRA
OBRA DE ENERO DE 2013
TOROS
EN EL MOCHUELO
Prudencio Pueyo
Óleo / lienzo. 36 x 56 cm. Firmado “P. Pueyo” en inferior dcho.
Prudencio Pueyo Bildarraz nació en
Pamplona en 1861. Profesionalmente se dedicó al magisterio, con título de
Profesor de Instrucción Pública. Además de ello fue perito calígrafo en la
Audiencia de Justicia de Navarra y profesor asociado de la Escuela de Artes y
Oficios de Pamplona, siendo asistente de Enrique Zubiri. Prudencio Pueyo siguió
en sus labores de profesor auxiliar de dicha escuela (parece ser que en dibujo
de yeso) hasta su jubilación en 1925. Respecto de su formación artística nada se
sabe, no figurando entre los estudiantes de Bellas Artes de San Fernando de
Madrid. Podemos suponer que se formó en Pamplona y que, tal vez, fuera discípulo
de Mariano Sanz y Tarazona, director de la Escuela Municipal de dibujo de
Pamplona en aquellos tiempos. Aparece como un artista ligado a la tradición
pictórica de su tiempo, la segunda mitad del siglo XIX, a caballo entre el
Realismo y el Romanticismo. Evidentemente, hasta él no llegan las novedades
pictóricas del tránsito del siglo XIX al XX. Elabora una obra siempre apegada
fielmente a la figuración. Por los cuadros analizados, sus temas se mueven entre
el paisaje, donde presenta altibajos de nivel evidentes y la representación de
figuras, en donde aparece un artista con mayor corrección y gusto estético.
Estamos quizás ante la obra más importante de cuantas conocemos de este artista.
Se trata de un paisaje de la zona del antiguo Mochuelo, en el que se ve al fondo
el puente viejo del Mochuelo, que salva el desnivel del río Sadar, con sus dos
arcos desiguales (hoy debajo de lo que es la actual Avenida de Zaragoza). Este
cuadro fue publicado por José Joaquín Arazuri en su conocida Historia de los
Sanfermines (Tomo II, pg. 123 a 126). El cuadro, de enorme interés histórico
para la ciudad, representa a los toros de dos ganaderías navarras pastando
libremente en las vísperas de San Fermín, antes de ser conducidos al encierro.
La estampa puede resultar insólita en pleno siglo XXI, pero era la habitual
cuando los medios de transporte eran otros muy diferentes de los actuales.
Grupos de curiosos contemplan a los astados. Según Arazuri, esta pintura ha de
ser anterior a 1894. el cuadro tiene unos caracteres entre lo romántico y lo
realista. |